EXPERIMENTO ERRÓNEO
Cuando el rayo impactó en el entramado de cables que había dispuestos en lo más alto de la torre, él abrió los ojos y comenzó a recitar versos de amor.
El doctor Frankenstein se echó las manos a la cabeza comprendiendo que se había equivocado de órgano. Los corazones de los poetas nunca han sido los más correctos para usarlos en el pecho de ningún monstruo. |