¡AHORA VERÁS!
- ¿Quién te ha dicho que eres una tortuga? ¡Estaba muy equivocado! -dijo el pez más sabio del río.
- ¿Cómo que no?, ¿no ves mi caparazón? - Eso son solo conchas y algas enredadas a tu espalda. ¡Ahora verás! Y de un salto le dio un coletazo a la maraña que llevaba por mochila y ésta cayó al agua. - Entonces… ¿qué soy? - Pues una rana, ¿no lo ves? ¡Ya no llevas algo pesado que te impida ir saltando donde te apetezca! La ranita se sintió liberada y tan contenta que saltó, saltó y saltó… hasta que llegó a un castillo. - ¡Oh!, ¡por fin! -exclamó la princesa tomándola entre sus manos-, ¡al fin podré casarme! - ¿Casarte? ¿Conmigo? ¡Pero si soy una rana! - ¿Quién te ha dicho que eres una rana? ¡Estaba muy equivocado! Ahora verás! |